La Biodescodificación es una herramienta maravillosa, pero ¡ojo! hay que saber utilizarla.
Es FUNDAMENTAL profundizar en las vivencias personales para identificar claramente dónde están los pensamientos, sentimientos y emociones que nos hacen sufrir.
No hace falta que tengas al lado a alguien muy negativo, con tus propios pensamientos tienes suficiente para sufrir sus efectos.
Porque cuantos más pensamientos negativos, más sentimientos negativos se generan en tu interior.
Es así. Lo sabes porque alguna vez te has obsesionado con que algo iba a ir mal y al final has acabado con dolor de cabeza, de estómago o hiperventilando SOLO POR IMAGINÁRTELO.
Todos tenemos pensamientos negativos, hasta los monjes budistas (aunque es probable que ellos tengan pocos después de muchos años de meditación).
Y todos hemos tenido situaciones en las que no hemos sabido qué hacer con emociones como la rabia o la tristeza y hemos explotado cuando no tocaba.
Es un repaso (lo que se hace con una Check-list, vamos) por tus pensamientos, sentimientos y emociones para que identifiques cuál es el significado emocional de lo que te pasa y qué es lo que está queriéndote decir tu cuerpo a través de tus síntomas.
La Biodescodificación cambió mi forma de vivir, tanto, que dejé un trabajo estable en la Administración para dedicarme profesionalmente a aplicar desde la ética y la responsabilidad esta metodología.
He estudiado Biodescodificación con Enric Corbera, con Salomon Sellam y con Ángeles Wolder, además de formarme en psicología, mindfulness, hipnosis ericksoniana y otras disciplinas que me ayudan a mi crecimiento personal y profesional.